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Una parte imprescindible de la humanidad son los prejuicios y hoy en día, los intentos de luchar contra ellos.
Me gustaría hablar de los prejuicios que tenemos sobre las características físicas de las personas y en especial, las ideas sobre la belleza actual.
Diría que la belleza es un tipo de arte, pero un arte difícilmente entendido por muchos de nosotros. La belleza de los movimientos, la manera de hablar, la risa y las sonrisas, la belleza de las imperfecciones, de los chistes malos y las historias de la infancia, un tipo de mirada especial que hace que sientas afección o atracción por la persona.
Evidentemente no niego la existencia de una belleza física, la estética del cuerpo y los rastros de la cara, también la importancia de cuidarse, pero aun así, repetiré la famosa idea sobre la belleza espiritual, que no debe ser despreciada. Ya que no apreciamos las personas por la forma de sus labios, la longitud del pelo o el peso que tienen. Normalmente sentimos aprecio por el cariño que provoca las sonrisas compartidas, los abrazos y los recuerdos.
De eso ya se ha hablado mucho y se sigue hablando continuamente hoy en día. Pero creo que hay un problema, que es la nuestra actitud cara a la belleza y a la fealdad. Si el término belleza lo tenemos más o menos claro, hablando de la fealdad acabamos algo perdidos. Todo lo desconocido, lo que no entendemos y lo que a lo mejor nos parece inmoral o estéticamente nuevo, suele acabar siendo considerado asqueroso o feo. Pero los que no pertenecen a los cánones de belleza actual o simplemente no son considerados bellos, muchas veces no han tenido la posibilidad de escoger su físico. Pues porque pensamos que tenemos el derecho de juzgar a aquellos que ni siquiera han tenido elección. Pero supongamos que algunos cambian su imagen a propósito y escogen ser diferentes, pues porque podemos nosotros criticar a los que no tienen miedo a ser ellos mismos.
Los “feos”, los “frikis” de hoy en día no son escuchados, no se les hace caso. ¿Es eso correcto? Creo que muchos de nosotros se olvidaron de una libertad de debemos tener. La libertad de ser nosotros mismos.
Un palíndromo es una palabra, una expresión o un número que se lee igual de izquierda a derecha, que de derecha a izquierda. En el caso de los números se utiliza también la expresión “números capicúas”. Contrariamente a lo que ocurre con las palabras o expresiones, es fácil obtener números palíndromos, de hecho, existen infinitos. Basta con tomar un número finito de cifras y repetirlas en sentido inverso, repitiendo, o no, el término del medio: 232, 3.773, 57.675, etcétera.
Tomemos un número cualquiera de dos dígitos, por ejemplo, el 23, que claramente no es igual a su simétrico, el número, 32, luego no es capicúa. ¿Qué ocurrirá si sumamos ambos, el número inicial y su simétrico? Veámoslo, 23 + 32 = 55. Obtenemos un número capicúa. ¿Ocurrirá esto con más números? Consideremos otro número, por ejemplo, el 57 y sumémosle su simétrico, 57 + 75 = 132, que, sin embargo, no es capicúa. Pero, probemos a realizar el mismo proceso de sumarle su simétrico al resultado anterior: 132 + 231 = 666, que resulta sí ser capicúa. Sigamos probando. El número 68, le sumamos su simétrico, 68 + 86 = 154, continuamos el proceso, 154 + 451 = 605, y un paso más, 605 + 506 = 1111, hasta que, de nuevo, obtenemos un número capicúa. Aunque esta vez hemos necesitado 3 pasos, o iteraciones. Podemos plantearnos, por lo tanto, el siguiente problema:
¿Si tomamos cualquier número natural y le sometemos al proceso iterativo de “sumar el simétrico del número”, se alcanzará siempre un número capicúa, es decir, tras un un número finito de pasos se obtendrá un palíndromo?
Empecemos viendo qué ocurre con los números de dos dígitos:
Para estos la respuesta es afirmativa, aunque para el 89, y su simétrico 98, se han necesitado 24 iteraciones para llegar al palíndromo. ¿Seguirá siendo cierta esta propiedad para números más grandes de tres o más dígitos? Lo cierto es que, a día de hoy, no se sabe la respuesta a esta pregunta. Este sigue siendo un problema matemático abierto. De hecho, el número 196, que no es muy grande, se desconoce si genera, mediante este proceso, un número capicúa.
La sucesión de los resultados de las 20 primeras iteraciones del número 196 es: 196, 887, 1.675, 7.436, 13.783, 52.514, 94.039, 187.088, 1.067.869, 10.755.470, 18.211.171, 35.322.452, 60.744.805, 111.589.511, 227.574.622, 454.050.344, 897.100.798, 1.794.102.596, 8.746.117.567, 16.403.234.045 y 70.446.464.506, que claramente no son palíndromos.
En la década de los años 80 se utilizaron los ordenadores para generar esta sucesión de números y averiguar si termina, o no, en un número capicúa. En 2011, Romain Dolbeau, con su programa “p196_mpi”, consiguió realizar un billón de iteraciones, con las cuales alcanzó un número de más de 400 millones de dígitos, sin conseguir el deseado capicúa. Y en 2015 alcanzó un número con un billón de dígitos, aún sin conseguir el objetivo de llegar a un palíndromo.
De hecho, el 196 no es el único número del que se desconoce si termina, con el proceso de “sumar el simétrico”, en un palíndromo. A la sucesión de números sospechosos de no generar un número capicúa se la conoce como sucesión de números Lychrel y es la sucesión A023108 en la Enciclopedia on-line de sucesiones de números enteros, de N. J. A. Sloane. Los primeros términos de esta sucesión son:
196, 295, 394, 493, 592, 689, 691, 788, 790, 879, 887, 978, 986, 1.495, 1.497, 1.585, 1.587, 1.675, 1.677, 1.765, 1.767, 1.855, 1.857, 1.945, 1.947, 1.997, …
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El número π es una de las constantes matemáticas más importantes que existen, pero además es un número fascinante que goza de una gran popularidad entre el público, tanto el matemático, como el no matemático. No en vano tiene dos celebraciones internacionales en su honor, el “Día de pi” (14 de marzo, 3-14 en inglés) y el “Día de aproximación de pi” (22 de julio, en referencia a la aproximación dada por Arquímedes, 22/7 = 3,1428…).
La relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, que es como se define el número π, tiene unos 4.000 años de antigüedad. Sin embargo, hasta el año 1.761 no se consiguió demostrar, por el matemático francés Johann H. Lambert (1728-1777), que este es un número irracional. Lo cual significa que π no se puede expresar como el cociente entre dos números enteros, o equivalentemente, si consideramos su expresión decimal, esta tiene infinitos decimales y no es periódica, es decir, no existe un número finito de decimales –conocido como período– que, a partir de un decimal dado, se repita de forma infinita, contrariamente a lo que ocurre con números como 146/825, que es racional y cuya expresión decimal es 0,17696969…, siendo su período 69.
De hecho, la búsqueda de los decimales del número π es una investigación activa hoy en día. Se trata de conocer todos los decimales posibles de π (recordemos que todos es imposible, son infinitos y no hay un patrón finito que se repita). El record de decimales en la actualidad es de … 22.459.157.718.361 dígitos … obtenido por Peter Trueb en 2016.
Por otra parte, podemos preguntarnos, entre los decimales del número π, que son infinitos y sin un patrón finito que se repita, cuáles de las diez cifras básicas 0, 1, 2, …, 9 aparece con más frecuencia, y cuales, con menos, dentro de la expresión decimal del número π, o si por el contrario todas las cifras aparecen en la misma proporción. Si miramos a los 100 primeros decimales del número π,
3,1415926535897932384626433832795028841971693993751058209749445923078164062862089986280348253421170679…
observaremos que las diez cifras básicas, del 0 al 9, aparecen en la siguiente proporción: 8, 8, 12, 11, 10, 8, 9, 8, 12, 14. Si las diez cifras básicas aparecieran en la misma proporción, tendrían que aparecer diez veces cada cifra básica en los 100 primeros números, aunque la verdad es que 100 decimales no son muchos, y necesitaríamos ver más decimales. Por tanto, ¿qué ocurre para 1.000, 10.000, 100.000, o más, decimales?
Como podemos observar en la tabla anterior, según va aumentando el número de decimales, la proporción de cada una de las diez cifras básicas dentro de los decimales del número π se van acercando al 10% de los decimales.
En el artículo Digit Statistics of the First 22.4 Trillion Decimal Digits of Pi, su autor, Peter Trueb, nos confirma este hecho entre los 22.459.157.718.361 decimales que se han calculado de la constante geométrica. Más aún, si se toman las 100 secuencias de dos dígitos formadas por las diez cifras básicas, del 00 al 99, cada una aparece en una proporción que se va acercando cada vez más a 1/100, es decir, un 1%. Y lo mismo ocurre para las 1.000 secuencias de tres dígitos, de 000 a 999, cada una de las cuales aparece en una proporción que se va aproximando a 1/1.000. Todas las secuencias posibles son igualmente probables.
Todo esto lo que nos está diciendo es que aparentemente el número π podría ser lo que se conoce como un “número normal” (para la base 10), y que fue introducido por el matemático francés Émile Borel (1871-1956), en 1909. Sin embargo, a día de hoy demostrar la normalidad de π sigue siendo un problema abierto. La supuesta normalidad del número π es lo que nos permite afirmar que dada una secuencia finita de dígitos, como nuestro NIF o número de móvil, llegará un momento entre los decimales de pi en que aparecerá. En internet existen páginas para buscar “tus” números en pi, por ejemplo, subidiom.
La artista donostiarra Esther Ferrer nos acerca a la propiedad de normalidad de π, mediante un contundente argumento visual en el cual asigna un color a cada cifra básica, en su excelente obra Pi (2009-2010). Inspirado por su trabajo os traigo aquí los 399 (más el 3 inicial) decimales del número π, asignando un color distinto a cada una de las cifras básicas.
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Con más pena que gloria, se sometió a finales de 2018 a información pública el Anteproyecto de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. La sensación de inminencia de unas elecciones anticipadas era ya tan grande que se le prestó, en general, muy poca atención. El panorama de la gobernabilidad en España tras las elecciones generales del pasado 28 de abril parece haberse despejado un poco, aunque seguimos en una situación de incertidumbre.
A pesar de la situación política, en la Comisión de Educación de la RSME el año pasado analizamos con detenimiento el anteproyecto mencionado y presentamos unas alegaciones al Ministerio, a las que no obtuvimos respuesta. Sorprendentemente para nosotros, ningún partido político señaló el tema que en RSME preocupa por encima de todos los demás. Al contrario, como suele ocurrir en los debates educativos, la discusión se enfanga y a menudo los partidos políticos dan la impresión de no poder salir del bucle de LOGSE/LOCE/LOE/LOMCE, sin que nunca falte de la discusión por la enseñanza religiosa. Evidentemente, a pesar de que todo debate educativo tiene interés, centrar el foco sobre la ley que hicieron los anteriores y que los siguientes cambiarán, puede enmascarar que las derogaciones normativas pueden traer consecuencias no meditadas. Y esto es lo que ocurre en este caso, como vamos a tratar de explicar.
Con la LOE las matemáticas en el Bachillerato tenían la consideración de materia de modalidad y, en consecuencia, cursarlas no era obligatorio y dependía de la oferta de asignaturas que haga el centro educativo. Es de justicia reconocer que la gran mayoría de los centros educativos no daba opción de evitar las matemáticas al alumnado del Bachillerato de Ciencias. Pero también hay que subrayar que no siempre ha sido así, de hecho, algunos itinerarios, pensando en las carreras sanitarias, ofrecían un Bachillerato científico donde el alumnado se titulaba sin haber estudiado matemáticas en ninguno de los dos cursos, sustituyéndolas por otras asignaturas que, a priori, ofrecían mejores puntuaciones en la admisión a los grados sanitarios (i.e., Biología o Química) o perspectivas de una mejor nota en la PAU.
Conviene recordar que todas las carreras sanitarias incluyen asignaturas relacionadas con la estadística, para las cuales es fundamental tener una sólida formación matemática. Pero, además, el mayor problema surgía cuando el alumnado que había hecho ese itinerario no lograba ser admitido a los estudios sanitarios y recalaba en estudios científicos o de ingeniería sin haber cursado matemáticas en los dos años anteriores. Se pueden imaginar cuál era normalmente el resultado: fracaso en las asignaturas de matemáticas del primer curso de carrera. Lo mismo ocurría con las Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales, que también eran opcionales en el Bachillerato de Ciencias Sociales. Es decir, se podía llegar a carreras con fuerte contenido matemático como economía o ADE o magisterio sin haber cursado matemáticas en Bachillerato.
La LOMCE modificó esa situación, dándole a las Matemáticas la consideración de asignatura troncal de modalidad, lo que implica la obligatoriedad de ser cursada por el alumnado de ciencias. Es decir, ahora mismo se obliga a que un bachiller de Ciencias haya cursado dos años de matemáticas. También ocurre así con la modalidad de Ciencias Sociales, aunque no sin esfuerzo ya que durante el proceso de aprobación de la LOMCE, la ley llegó al Senado considerando troncal la asignatura de Latín y relegando las Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales al papel de optativas. Desde el CEMAT (Comité Español de Matemáticas, que agrupa a las sociedades científicas y profesionales matemáticas de España, entre ellas la RSME) se impulsó una campaña entre los grupos políticos que culminó con una enmienda presentada en el Senado por el Grupo Parlamentario Socialista para que, dentro de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales se creasen dos itinerarios, uno de Humanidades con material troncal Latín y otro de Ciencias Sociales con materia troncal Matemáticas Aplicadas. Aquella propuesta fue aprobada en el Senado (entonces con mayoría absoluta del PP) y pudimos comprobar cómo todos los grupos políticos respaldaban la necesidad de garantizar la formación matemática del alumnado de Bachillerato.
Sin embargo, en el último Anteproyecto se recoge la derogación de la LOMCE y la vuelta a LOE, es decir, la vuelta a la optatividad de las matemáticas, sin que (repetimos) ningún grupo político se haya manifestado particularmente en contra de este aspecto. O sea, se podría volver a dar la posibilidad de que el alumnado finalice la modalidad de Ciencias sin haber estudiado Matemáticas o la modalidad de Ciencias Sociales sin haber cursado la materia de Matemáticas Aplicadas. Además, y dadas las posibilidades de configuración de itinerarios en cada centro educativo, ni siquiera la voluntad del alumnado o de sus familias será garantía de que efectivamente las pudiera llegar a cursar, ya que es posible que su centro no las ofrezca o no las combine con otras asignaturas de interés para el alumnado. Por ello, resulta contradictorio que la reforma que se propone dé un paso atrás y modifique la postura defendida en su momento por todos los grupos políticos.
La situación a la que se aboca a la educación matemática y científica de nuestro alumnado resulta alarmante. Los estudios realizados sobre abandono en niveles universitarios señalan de manera insistente el primer curso universitario como el más crítico. En todos los grados de ciencias, de ingeniería y arquitectura y de ciencias de la salud hay asignaturas de fuerte contenido matemático en los primeros cursos, que el alumnado no podrá afrontar con garantías sin haber cursado matemáticas en el Bachillerato. Especialmente preocupante resulta en los grados de ingeniería y arquitectura, que acumulan las peores tasas de rendimiento medio, especialmente vinculado a materias de contenido matemático o con una fuerte base matemática. Además, en casi todos los grados de ciencias sociales hay asignaturas de alto contenido matemático y estadístico (especialmente los de economía y empresa) o resulta imprescindible un conocimiento de los contenidos para poder desarrollar una competencia profesional adecuada. Es absolutamente inconveniente que el futuro profesorado de Educación Infantil y Primaria acceda a los grados sin haber cursado matemáticas en el Bachillerato, ya que durante los estudios universitarios se debe recibir una formación didáctica sobre los contenidos que se impartirán en su ejercicio docente, pero si los contenidos no se dominan resulta prácticamente imposible dominar su didáctica.
Desde RSME no planteamos que todo el alumnado de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales curse matemáticas, aunque hay referentes a nivel europeo (como en el caso del Liceo Umanisitico italiano), sino que bastaría con que se crease un itinerario específico de Ciencias Sociales, y que solo fuese obligado cursar las matemáticas para este alumnado, ya que asumimos que no sería necesario que el alumnado con vocación e interés exclusivo en las Humanidades cursase Matemáticas Aplicadas. De todos modos, habría argumentos más que suficientes para defender también esta postura, pues las matemáticas han de considerarse elemento cultural imprescindible en una sociedad como la actual. Pero nos conformamos con planteamientos más fáciles de asumir por consenso: solicitamos que la nueva Ley educativa recoja la obligatoriedad de cursar la materia de Matemáticas en el Bachillerato de Ciencias y la obligatoriedad de cursar la materia de Matemáticas Aplicadas en el Bachillerato de Ciencias Sociales. Como se evidenció durante el debate de la LOMCE, estamos seguros de que nuestra propuesta contaría con un amplísimo respaldo social y político.
La postura de RSME también se sustenta en la idea de que España no sea un caso aislado en el panorama internacional, sino que nuestro currículo se alinee con los principales países europeos y de la OCDE, en los cuales las matemáticas están presentes como materia obligatoria en todos los bachilleratos científicos y de ciencias sociales. Además, no tendría sentido dar ahora este paso atrás cuando la estrategia 2030 de la OCDE apuesta precisamente por ahondar en la alfabetización digital y estadística (digital and data literacy) para formar ciudadanos y ciudadanas capaces de juzgar críticamente la información y de utilizar los datos para valorar la veracidad de los análisis que se encuentran en las redes sociales y los medios de comunicación. En palabras de la OCDE: “En la era de la transformación digital y con el advenimiento del Big Data, la alfabetización digital y en el uso de datos están volviéndose tan esenciales como lo son la salud física y el bienestar mental”. Estos posicionamientos han llevado a algunos países, como Francia, a considerar la introducción de una materia de carácter científico también en el Bachillerato de Humanidades, en la cual las matemáticas y el pensamiento computacional tendrán un rol protagonista.
En consecuencia, desde RSME confiamos en que España no sea una excepción y que, en aras de la eficiencia del sistema educativo y de la formación integral de la ciudadanía, las matemáticas continúen siendo materia de estudio obligatorio en el Bachillerato de Ciencias y de Ciencias Sociales. Apelamos a la responsabilidad de los grupos políticos del Parlamento y al nuevo Gobierno que se forme para evitar este retroceso.
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Fotografia de Stuart Franklin (Magnum Photos) |
L’oncle MAC era una vella fotocopiadora instal·lada al passadís on es trobaven els despatxos dels departaments didàctics d’un ignot centre de secundària.
MAC era una bona fotocopiadora: dia rere dia reproduïa exercicis, exàmens i material didàctic de tota mena sense confondre les cares del document i era capaç de llegir un document i enviar-ne una còpia en PDF a tots els alumnes sense trabucar les adreces electròniques. Certament tenia les seves limitacions: no era capaç de canviar-se tot sol el tòner ni de carregar-se de paper. Però, en justícia, hem de dir que la majoria dels problemes que se li podien atribuir eren causats per la imperícia digital dels seus usuaris.
El seu tarannà era el d’una màquina tranquil·la però no per això passiva. Com que era observador i reflexiu, a les llargues hores d’inactivitat de les que gaudia, analitzava els fets que es produïen al llarg de la seva jornada laboral i n’extreia conclusions sobre la condició humana en general i els seus usuaris en particular. El seu bonhomiós caràcter li havia portat a establir una bona relació amb el jove tècnic que habitualment li feia les revisions periòdiques.
El jove operari, jove però no mancat d’enginy, havia copsat a la primera revisió que aquella màquina era un pou de saviesa i, àvid d’aquesta saviesa, mantenia llargues converses amb l’oncle MAC sobre la condició dels seus usuaris, un cop li havia canviat el tòner, li havia greixat els engranatges o li havia fet un massatge relaxant als lectors òptics. Vet aquí la més notable d’aquestes converses:
-Diguem, Oncle MAC, com definiries de forma sintètica la naturalesa dels usuaris que en fan ús de les teves capacitats reprogràfiques?
-T’he de dir, jove tècnic, que el primer que em cridà l’atenció d’aquests humans és la seva religiositat, si és que no hem de parlar de conductes clarament supersticioses…
-Però, què dius, oncle MAC? Potser ignores que treballes a un centre educatiu i que, en conseqüència, la ciència i la raó són les úniques guies de la conducta dels teus usuaris?
-Jo també ho pensava al principi, jove operari. Però quan no reprodueixo el que volen (pel senzill motiu que no m’ho han indicat correctament), m’atribueixen sovint una mala voluntat que és clarament contradictòria amb la meva mecànica condició i que posa de manifest un pensament màgic carregat de superstició… Però no és això el pitjor: he observat que, després d’uns rituals (als que anomenen “reunions”) manifesten sovint que no saben per a què servia la reunió i, en el paroxisme de la manca de lògica, sovint es mostren preocupats per unes xifres a les que anomenen “indicadors” i “competències”, de les quals manifesten desconeixer el seu origen i la manera en que s’han fet els càlculs per arribar a aquestes xifres màgiques…
-Però, oncle MAC, per què penses que es tracta d’una conducta religiosa?
-Oblides, jove mecànic, que la religió és caracteritza per la fe? I, què és la fe sinó la confiança en allò que no podem comprendre? Si realitzen rituals dels que ignoren la utilitat i guien la seva conducta per xifres màgiques que els han estat revelades per éssers superiors, però a les que ells per si sols, amb les seves facultats naturals, no hi saben arribar… no veus, jove i hàbil subaltern, que es tracta de sacerdots d’uns rituals mistèrics que els no iniciats no podem comprendre?
-Bé, oncle MAC, no t’excitis que després gastes més tòner del necessari… A part d’aquesta religiositat que els atribueixes, quina altra característica destacaries dels teus usuaris?
-Escolta’m bé, jove que tan hàbilment em lubriques i recargoles les peces més íntimes, el que et diré ara no s’explica si no és per la religiositat a la que em referia anteriorment. Aquests sacerdots són extraordinàriament submisos: accepten totes les disposicions dels seus càrrecs més alts sense protestar. Tan és que es tracti de decisions dels alts sacerdots que tenen al mateix temple (als que anomenen “direcció”), com si es tracta de les imposicions de les més altes instàncies (ells hi diuen “inspecció” o “departament”); tant és que els facin treballar més hores de les estipulades o que els rebaixin el sou: rondinen davant meu, es queixen a les seves cel·les (ells en diuen “departaments”), però no es manifesten ni als rituals interns (“reunions”) ni quan són convocats a queixes més generals (en diuen “vagues”) hi acudeixen per donar-ne suport; fins i tot n’hi ha que venen a treballar estant malalts, tot i tenir dret a uns rituals curatius anomenats “baixes”…. Alguns d’ells addueixen que la seva situació laboral no és prou estable i que tenen por de les represàlies de les altes instàncies, però molts tenen una cel·la pròpia dins del convent i, malgrat que ningú els pot arrabassar, mai han secundat una queixa.
-Però, oncle MAC, aquests sacerdots, com tu els hi dius, treballen a un barri força oprimit per les desigualtats econòmiques i socials. Si la seva conducta és tan submisa, hom podria pensar que estan contribuint a educar als seus alumnes en un conformisme que només els pot ser perjudicial. Seria molt greu que afirmessis, oncle MAC, que els sacerdots d’aquesta congregació treballen contra els interessos dels seus fidels. És com si em diguessis que treballen, no per educar als seus alumnes, sinó per fer que aquests esdevinguin treballadors submisos que no causin cap mena de problema al sistema…
-No t’excitis, jove de dits forts i rugosos que tan bon punt em calibren harmònicament les peces com em porten a un dolor que no sempre és desagradable, la naturalesa dels sacerdots no és maligna sinó inconscient, ja que, en el curs dels rituals als que han estat sotmesos, han perdut la consciència de classe, ja que han acabat creient que les xifres màgiques són més importants que l’educació dels seus fidels. Els seus alumnes aprenen a ser mesells i submisos de ben joves, però els sacerdots creuen que aquesta és la conducta correcta: com que no creuen que la societat es pugui millorar (no oblidis la seva naturalesa religiosa i, per tant, fatalista), pensen, de bona fe, que el millor és l’adaptació i obliden, alhora, les lliçons de la vostra Història..
-I, quines són aquestes lliçons, savi oncle MAC?
-És molt senzill, jove operari que tan bé saps com satisfer les meves mecàniques necessitats, la Història ens ha ensenyat que, si no us haguéssiu revoltat sovint, encara estaríeu arrossegant pedres per fer piràmides, temples, catedrals o qualsevol altre antre de superxeria, que no tindríeu drets laborals, que serieu segregats pel vostre gènere o pel color de la vostra pell i que seríeu esclaus de la voluntat dels nostres amos.
-Aleshores, oncle MAC, no hem de fer cas dels nostres professors?
-No siguis radical, jove que va fer un PCI per què era massa mandrós per treure’s l’ESO com Déu mana! Hem d’aprendre a triar els bens intel·lectuals que ens ofereix la naturalesa dels nostres sacerdots: podem acceptar totes les fruites que deriven de l’arbre de la seva ciència, ja que han estudiat al llarg de molts anys i són savis en les seves matèries, però hem de rebutjar el seu exemple personal, ja que no els porta a la millora de la seva condició sinó a la submissió i la humiliació de classe.
-Bé, oncle MAC, espero haver assimilat suficientment les teves lliçons: he d’aprendre del saber dels meus professors, però no els he de considerar com a model de conducta ja que han perdut la consciència de classe.
-Veig que ho has entès. Ara acosta’t de nou, jove treballador, que les meves velles peces necessiten que algú les acaroni amb l’energia de la joventut. T’he explicat com es canvia el tòner seguint el ritual tàntric?
En este sentido también encontramos en Byung-Chul Han en su obra Filosofía del budismo Zen, en el capítulo donde trata el concepto de vacío en el budismo encontramos una referencia sugerente de lo que es la contemplación:“De modo que, si bien la cultura dota en cierta medida de contenido a estas nociones, no es la cultura la que crea en nosotros la aspiración al bien, a la belleza o la verdad, ni la capacidad de conmovernos ante un acto bueno, ante una realidad bella, ante la congruencia inapelable de la verdad. Paradójicamente, al tratarse de una luz que es siempre más originaria que cualquier contenido de conciencia particular, es un criterio que no se puede aferrar, compendiarse en una serie de juicios. Lo que nos pone directamente en contacto con la dimensión más profunda y significativa de lo real no son los procesos ni los contenidos mentales, tampoco las emociones (que son ecos de los movimientos mentales), sino un sentir que es algo así como el tacto, el gusto o la vista de lo profundo en nosotros”.
También dice:«El vacío “vacía” al que mira en lo mirado. Se ejercita un ver que en cierto modo es objetivo, que se hace objeto, un ver “amistoso” que deja ser. Hay que considerar el agua tal como el agua ve agua”. Una contemplación perfecta se produciría por el hecho de quien contempla se hiciera “acuoso”.
En otra parte del libro expresa:“El asno ve en las fuentes y las fuentes ven el asno. El pájaro mira la flor y la flor mira al pájaro. Todo esto es la “concentración en el despertar”. La esencia ejerce su fuera esenciante en todo lo presente, y todo ser presente aparece en la esencia una”.
En esta idea de tornarse uno con lo contemplado y de fundirse con el objeto, subyace la idea de que la belleza que reside en todos los cuerpos es una e idéntica. Aquí en este punto resulta necesario hacer una referencia a Platón, cuando expresa de forma magistral el camino para llegar a la visión de la belleza. Su definición de belleza radica en mostrar que la belleza es el resplandor de la idea en la cosa. Es «presencia», aparecer de la presencia misma de la idea en la cosa misma. Las cosas son bellas porque nos transportan fuera de lo inmediato y material, a través de ese resplandor de la idea en lo material. A través de ese impulso de deseo de lo bello (Eros) ascendemos desde las cosas materiales hasta la idea misma de belleza, por lo que se hace visible a los ojos del alma. En su obra El Banquete muestra esta idea:“Contemplar el paisaje de modo exhaustivo significa hundirse en él apartando la mirada de sí mismo. El que contempla no tiene aquí el paisaje como un objeto que está frente a él. Más bien, el contemplativo se funde con el objeto”.
Para acabar, cabe decir que la contemplación se puede cultivar a través de la práctica. Es tan sólo a través de una experiencia que ejercitamos de forma continua cuando puede transformarse una mirada atrapada en la prisión egótica, a una mirada más lúcida, profunda y fecunda. Platón acaba de darnos algunas indicaciones de cómo, siguiendo el anhelo y amor que reside en nosotros mismos de aspiración de la belleza y, también, a través de la contemplación, podemos “engrandecer nuestro espíritu”, elevarnos hacia el pensamiento puro y amor de la belleza y la verdad. Añado, de la mano de Consuelo Martín, unas indicaciones, que en la línea de Platón, añaden un matiz, quizás más práctico y accesible para iniciarse en una vida contemplativa. Os dejo, pues, con sus palabras y con todo mi deseo de que puedan servir para este fin:“En efecto, si es preciso buscar la belleza en general, sería una gran locura no creer que la belleza, que reside en todos los cuerpos, es una e idéntica. Una vez penetrado de este pensamiento, nuestro hombre debe mostrarse amante de todos los cuerpos bellos, y despojarse, como de una despreciable pequeñez, de toda pasión que se reconcentre sobre uno sólo. […] Siguiendo así, se verá necesariamente conducido a contemplar la belleza que se encuentra en las acciones de los hombres y en las leyes, a ver que esta belleza por todas partes es idéntica a sí misma, y hacer por consiguiente poco caso de la belleza corporal. De las acciones de los hombres deberá pasar a las ciencias para contemplar en ellas la belleza; y entonces, teniendo una idea más amplia de lo bello, no se verá encadenado como un esclavo en el estrecho amor de la belleza de un joven, de un hombre o de una sola acción, sino que lanzado en el océano de la belleza, y extendiendo sus miradas sobre este espectáculo, producirá con inagotable fecundidad los discursos y pensamientos más grandes de la filosofía, hasta que, asegurado y engrandecido su espíritu por esta sublime contemplación, sólo perciba una ciencia, la de lo bello. «
“La contemplación implica desdibujar y volver a dibujar de nuevo una realidad, que ya no busca fuera de nosotros lo que ya somos, sino que implica ser a la vez lo contemplado, que es lo que profundamente somos. Cuando reconoces la belleza en una flor sumérgete en la belleza misma. Desde el objeto donde la has reconocido por tu sensibilidad, gírate hacia la belleza misma y quédate en ese estado. Sólo queda esa hermosura que es el reflejo de lo divino en lo manifestado. El reflejo que te lleva al origen. Tú no eres alguien que añora la belleza de una flor. Eres belleza. Contempla esa belleza que eres. Contempla la perfección que añoras. No intentes atraparla. Sólo dedícate a contemplarla”.